Este municipio de Tlaxcala, “Lugar de casas grandes", se ubica la Hacienda de San Bartolomé del Monte, un llano al que, desde donde se llegue, sólo se verán campos poblados por el orgullo de la ciudad: los magueyes, último bastión del pulque, bebida prehispánica de tintes sagrados.
Durante la época colonial florecieron las haciendas a lo
largo del territorio tlaxcalteca. Fue entonces cuando los hacendados adoptaron la técnica de producción del pulque, heredada de las culturas prehispánicas, y lo produjeron para consumo local. Con la llegada del ferrocarril, su transportación fue más eficiente y lo llevaron en barriles para abastecer las grandes ciudades como la de México.
Si deseas conocer los alcances comerciales del pulque, no puedes dejar de visitar la Hacienda San Isidro, lugar en donde se encuentra la única planta envasadora de pulque con calidad de exportación. Recorre el área de producción del maguey donde te explicarán los detalles de la siembra de esta planta, cómo se extrae el mixiote, cómo “capar” los magueyes y raspar la “piña” para extraer el aguamiel. Si el hambre aprieta, no te vayas sin probar los huevos de maguey, los mixiotes de pollo cocido con pulque, o las diferentes bebidas preparadas con destilado de pulque, “curados” (pulque con sabor de frutas) y los elotes hervidos con aguamiel.
La importancia de estas grandes haciendas pulqueras reside en que el pulque se encuentra casi en extinción al igual que el maguey. Con el auge de las grandes empresas cerveceras y el declive de las haciendas después de la revolución, esta bebida natural perdió terreno y desde entonces se encuentra en crisis.